El cuerpo entero le ardía, como si estuviera en llamas. Nadie más las veía, ni siquiera él, pero las sentía. Eran pequeños fuegos que se extendían en todas partes; cabeza, cuello, brazos, torso, piernas. No eran dolorosos sino más bien molestos. Le causaban comezón. Tomó una botella de agua, se levantó del banco y se roció el rostro. Quienes pasaban le regalaban todo tipo de miradas; de sospecha, curiosidad, lástima, asombro, asco. Un nuevo loco en las calles. Ellos eran los normales y él, un error del sistema. Eso a él no le importaba, tenía calor y deseaba...
Libertad en lo esquivo
El cuerpo entero le ardía, como si estuviera en llamas. Nadie maś las veía, ni siquiera él, pero las sentía. Eran pequeños fuegos que se extendían en todas partes.

Lee el resto del relato luego de registrarte de forma gratuita.
También tendrás acceso a todas las demás historias.